Arantxa Tirado

Mensaje extendido para Arantxa Tirado

Señora Tirado,

Comprendo la nostalgia que su relato sobre el trabajador moldavo evoca respecto a ciertos aspectos de la URSS. Sin embargo, su defensa del régimen soviético, y el uso de esa anécdota, omiten un hecho fundamental e inaceptable: la brutal represión política y la ausencia total de libertades que caracterizaron a la Unión Soviética.

No hablamos de diferencias ideológicas, sino de hechos irrefutables: Gulags, NKVD, KGB y la aniquilación sistemática de la disidencia.
Su recomendación del libro “Socialismo Traicionado“, que pretende analizar la caída de la URSS, es alarmante. En la obra de 300 páginas, una simple búsqueda de las palabras “Gulag” o “NKVD” arroja cero resultados.
Y al buscar “KGB”, nos encontramos con apenas un puñado de menciones, no para condenar sus crímenes, sino para ensalzar la figura de Andropov e incluso para justificar la persecución de disidentes como Aleksandr Solzhenitsyn.

Con su trayectoria académica, con doctorados en relaciones internacionales por la UAB y la UNAM, esta pregunta es ineludible:  ¿Cómo puede, Sra. Tirado, recomendar un libro que silencia de forma tan flagrante la represión soviética?

Usted descalifica la comparación entre la URSS y el franquismo.
Pero, ¿acaso no es una verdad universal que toda dictadura se basa en la supresión de libertades y el uso del terror? 
Negar esta similitud es deshonesto. La magnitud y brutalidad de la represión soviética superan con creces a la del franquismo. Ignorar esto es una afrenta a las víctimas y debilita a la izquierda, al asociarla con la defensa de un sistema intrínsecamente antidemocrático.

La democracia, con sus imperfecciones, es infinitamente superior a cualquier dictadura. Garantiza la libertad de expresión y el derecho a disentir, algo impensable tanto en el franquismo como bajo el yugo de la URSS.

Por lo tanto, Sra. Tirado, su presentación sesgada y la recomendación de un libro que blanquea la barbarie soviética plantean una seria duda. Viniendo de una académica, ¿no es esto una apología de la dictadura?

La verdadera izquierda defiende la libertad y los derechos humanos. 
La nostalgia no justifica la tiranía. La igualdad no existe sin libertad. 
Defender la democracia es defendernos a todos, incluso a aquellos que no comulgan con nuestras ideas. Y es, precisamente en esa defensa, donde reside la verdadera grandeza de una sociedad libre.


“El Socialismo Traicionado” de Keeran y Kenny presenta una visión sesgada y problemática de la historia soviética. La obra omite de manera deliberada y censurable los crímenes del Estado soviético, como los Gulag y las purgas, y justifica la represión política.
Esta omisión no solo distorsiona la realidad histórica sino que también socava la credibilidad de cualquier defensa del socialismo que se base en ella. Al negar o minimizar la violencia y la opresión inherentes a todos los regímenes formados y apoyados por la URSS que se autodenominaron socialistas, los autores debilitan su argumento y perpetúan una visión romántica e irreal del pasado. Esta negación de la realidad histórica no solo impide aprender de los errores del pasado, sino que también dificulta la construcción de un futuro basado en la justicia y la libertad.
Es fundamental reconocer y condenar las atrocidades cometidas en nombre del socialismo para evitar repetirlas y construir un futuro más justo y equitativo.

Tweets de Arantxa Tirado mencionados en el texto

Arantxa Tirado

Hoy he conocido a un trabajador de origen moldavo que vivió hasta los 20 años en la Unión Soviética y que echa de menos la URSS “Yo quisiera que volviera la URSS, vivíamos mejor que en España, no nos faltaba de nada, tenías trabajo, te daban casa, el alquiler era mínimo… Claro que había problemas porque la perfección no existe”. Hemos hablado un rato de política. Me ha constatado el desconocimiento que existe entre los españoles de lo que fue la URSS y, sobre todo, el poco interés que percibe en la gente de su alrededor por los temas políticos o por conocer otras experiencias y realidades. Él tenía muchas cosas claras, entre otras, esta frase que me ha parecido un gran reflejo de su educación en un sistema comunista: “el presidente no está por encima de mí, yo soy ‘paleta’ pero soy igual que él”. Sí, es un caso aislado y una simple anécdota pero como a los defensores del capitalismo les encanta explicar el mundo a base de casos individuales (su primo, vecina, cuñado o compañero de trabajo que han “huido del comunismo”) pues nada, aquí tenéis un caso individual que contradice vuestras premisas.

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Arantxa Tirado

Sobre la anécdota del trabajador moldavo pro-soviético, varios comentarios: – Comparar a la URSS con el franquismo porque ambos fueron “dictaduras” demuestra una supina ignorancia política. Nada tienen que ver ni en origen, ni en ideología ni en políticas, en el papel de la mujer, etc. Son dos proyectos éticos, políticos, económicos y sociales antagónicos. – Lo que provoca su nostalgia también difiere. Como alguien apuntó muy bien, quienes añoran el franquismo ya eran franquistas antes o no lo vivieron. Este señor ha vivido en el socialismo real y en el capitalismo y prefiere el socialismo precisamente porque padece el capitalismo (cobra 1400 euros al mes y paga 1300 de hipoteca, por ejemplo). – “Si tan bueno era el comunismo, ¿por qué cayó la URSS?”. Pues porque, además de estar plagada de problemas y contradicciones, se decidió abordarlos de una determinada manera que dio como resultado su implosión, con la inestimable ayuda de los “filántropos defensores de la libertad” de siempre (EEUU y amigos). Pero esto es X y da para lo que da así que aquí os dejo un libro donde se dan algunas respuestas mucho más elaboradas, e hipótesis, para el análisis. Está online para quienes gusten: https://proletarios.org/books/Keeran-Socialismo_traicionado.pdf

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