El análisis del texto publicado por Diario.red, presentado como una traducción del artículo de George Beebe en Time, revela una manipulación flagrante de la información con fines propagandísticos pro-rusos. Lejos de ser una traducción fidedigna, el texto inserta falsedades, tergiversa argumentos y omite información crucial del original, construyendo una narrativa que busca justificar las acciones de Rusia y demonizar a Occidente.
Artículo original de propaganda pro Putin publicado el 20 de julio de 2024 en Diario.red – La próxima escalada rusa con Occidente
Basado (y severamente manipulado) en artículo de George Beebe publicado el 1 de julio de 2024 en:
Quincyinst.org y
Time.com – The Coming Russian Escalation With the West
A continuación, un análisis detallado con ejemplos concretos de las manipulaciones presentes en el texto de Diario.red:
Afirmación 1: “En Moscú hay un consenso generalizado en que a menos que el Kremlin trace pronto una línea dura…”
- VEREDICTO: FALSO. El artículo original de Beebe NO menciona ningún “consenso generalizado” en Moscú. De hecho, presenta un debate interno en Rusia sobre cómo responder a la situación en Ucrania, con diferentes posturas y estrategias.
Afirmación 2: “…Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no harán sino añadir armas más capaces al arsenal ucraniano, lo que acabará amenazando la capacidad de rusa para detectar y responder a ataques contra sus fuerzas nucleares.”
- VEREDICTO: ENGAÑOSO. Si bien Beebe menciona la preocupación rusa por la escalada armamentística, NO la presenta como una amenaza existencial que justifique un ataque preventivo por parte de Rusia. La manipulación radica en transformar una “percepción” rusa en una amenaza real e inminente.
- Prueba: El texto original dice: “Even just the perception of growing Western involvement in Ukraine could provoke a dangerous Russian reaction.”
Afirmación 3: “«Suministran armas a Ucrania… ¿Por qué no podemos adoptar la misma postura…?»”
- VEREDICTO: MANIPULACIÓN FUERA DE CONTEXTO. La cita de Putin está sacada completamente de contexto. En el artículo original, se refiere a la posibilidad de que Rusia suministre armas a Corea del Norte, NO a una comparación con la ayuda militar a Ucrania.
- Prueba: El texto original dice: ““They supply weapons to Ukraine, saying: We are not in control here, so the way Ukraine uses them is none of our business. Why cannot we adopt the same position and say that we supply something to somebody but have no control over what happens afterwards? Let them think about it,” Putin told journalists after the trip.”
Afirmación 4: “…sus supuestas deliberaciones sobre la colocación de contratistas militares estadounidenses sobre el terreno en Ucrania.”
- VEREDICTO: FALSO. El artículo original NO menciona ninguna “deliberación” sobre el despliegue de contratistas estadounidenses en Ucrania. Se trata de una invención de Diario.red.
Afirmación 5: “Argumentar que no podemos saberlo, y que por tanto deberíamos proceder a desplegar contratistas militares norteamericanos o instructores franceses en Ucrania hasta que las acciones de los rusos se correspondan con sus belicosas palabras, es ignorar los problemas muy reales a los que nos enfrentaríamos a la hora de gestionar una crisis bilateral.”
- VEREDICTO: TERGIVERSACIÓN TOTAL. Beebe NO está argumentando a favor de ninguna de esas acciones. Al contrario, advierte sobre los peligros de la escalada y la falta de comunicación. Diario.red le atribuye a Beebe la postura contraria a la que defiende en su artículo.
- Prueba: El texto original dice: “To argue that we cannot know, and therefore should proceed with deploying American military contractors or French trainers in Ukraine until the Russians’ actions match their bellicose words, is to ignore the very real problems we would face in managing a bilateral crisis.”
La manipulación informativa de Diario.red alcanza cotas alarmantes al intentar justificar lo injustificable: un ataque ruso que, como mínimo, demuestra una negligencia criminal. Analicemos el párrafo en cuestión, donde se presenta la narrativa rusa del ataque a Sebastopol:
Afirmación 6: “La semana pasada, tras un ataque ucraniano contra el puerto de Sebastopol, en Crimea, en el que municiones de racimo suministradas por Estados Unidos mataron al menos a cinco bañistas rusos e hirieron a más de 100, las autoridades rusas insistieron en que un ataque de ese tipo sólo era posible con la ayuda de la orientación por satélite de Estados Unidos a Ucrania. El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al embajador de EE.UU. en Moscú para acusarle formalmente de que EE.UU. «se ha convertido en parte del conflicto», prometiendo que «definitivamente seguirán medidas de represalia». El portavoz del Kremlin anunció que «la implicación de Estados Unidos, la implicación directa, a consecuencia de la cual mueren civiles rusos, no puede quedar sin consecuencias».”
VEREDICTO: MANIPULACIÓN
Desmontando la propaganda:
- Crimea, un objetivo militar legítimo: Presentar a Crimea como un lugar de esparcimiento donde unos inocentes bañistas fueron atacados es una tergiversación grotesca. Crimea, ilegalmente anexionada por Rusia en 2014, es un hub militar estratégico para las fuerzas rusas. Sebastopol, en particular, alberga la mayor base naval de Crimea y más de 200 objetivos militares, incluyendo un aeropuerto a solo 6 kilómetros de la playa donde ocurrió el incidente.
- Sistemas antiaéreos y silencio cómplice: Las propias imágenes del ataque, así como testimonios de los presentes, confirman que Rusia estaba utilizando sistemas antiaéreos para interceptar los misiles ucranianos. Resulta inexplicable que, teniendo conocimiento del ataque y con una base militar tan cercana, la playa estuviera abierta al público y no se activaran las sirenas antiaéreas para alertar a la población.
- El absurdo del ataque “deliberado”: La acusación de que Ucrania, con la ayuda de Estados Unidos, lanzó un ataque deliberado contra civiles rusos con un misil ATACMS (uno de los más sofisticados y costosos de su arsenal) carece de lógica. Si Ucrania quisiera atacar civiles, tendría a su disposición métodos mucho más “eficaces” y menos costosos que un misil de largo alcance.
Manipulación 7: Apelación al miedo:
- Ejemplo: El texto propagandista del Diario.red menciona repetidamente la posibilidad de un ataque nuclear por parte de Rusia, utilizando frases como: “Algunos moscovitas de línea dura abogan por el uso de armas nucleares tácticas” o “El mundo sólo sabrá dónde están realmente sus líneas rojas una vez que se hayan cruzado”. Este lenguaje busca generar miedo e incertidumbre en la audiencia para disuadir el apoyo a Ucrania. El artículo original, si bien reconoce el riesgo de una escalada nuclear, no lo utiliza como herramienta de manipulación.
Manipulación 8: Creación de un enemigo externo:
- Ejemplo: El texto presenta a Occidente como un bloque monolítico y agresivo que busca debilitar a Rusia. Se utilizan frases como “Occidente ha perdido el miedo a la guerra nuclear” o “Los expertos rusos están convencidos de que Estados Unidos busca un enfrentamiento directo”, creando una imagen de un enemigo externo que justifica las acciones defensivas de Rusia.
Manipulación 9: Distorsión de la cronología de eventos:
- Ejemplo: El artículo de propaganda pro-rusa del Diario.red menciona la posibilidad de que Estados Unidos despliegue contratistas militares en Ucrania como un factor de escalada, sin mencionar que esto sería una respuesta a la invasión rusa y no una acción previa que justificara la agresión. Se altera el orden de los acontecimientos para presentar a Rusia como la víctima que solo responde a las provocaciones.
Manipulación 10: al considerar el contexto temporal en el que se publica este artículo se revela una manipulación aún más profunda y preocupante. Mientras que el artículo original de Beebe data del 1 de julio, Diario.red publica su versión manipulada el 20 de julio, omitiendo deliberadamente acontecimientos cruciales ocurridos en ese lapso de tiempo.
Entre el 1 y el 20 de julio, tuvieron lugar eventos de gran relevancia para el conflicto:
- Cumbre de la OTAN: Del 9 al 11 de julio, los 32 estados miembros de la OTAN se reunieron en Washington para celebrar el 75 aniversario de la organización.
- Ataque ruso del 8 de julio: Este día, Rusia perpetró uno de los peores ataques contra Ucrania, bombardeando indiscriminadamente ciudades como Kiev, Dnipro y Kryvyi Rih. El ataque dejó un saldo de decenas de civiles muertos y heridos, incluyendo niños en un hospital pediátrico.
El silencio cómplice de Diario.red:
Lo más alarmante es que Diario.red, a diferencia de cualquier otro medio de comunicación con un mínimo de ética periodística, guardó silencio absoluto ante la tragedia del 8 de julio. Ni una sola mención al ataque, ni una muestra de solidaridad con las víctimas. Este silencio criminal se extendió a todo su ecosistema mediático:
- Canal RED TV: Ninguno de sus múltiples canales que emiten a diario dedicó un solo segundo a informar sobre el ataque.
- Redes sociales: Los principales representantes de Podemos, con millones de seguidores en Twitter y con el tema “Rusia y Ucrania” como trending topic ese día, decidieron ignorar deliberadamente la masacre y publicar sobre otros temas.
Este silencio selectivo no puede interpretarse como un simple descuido. Es una decisión consciente de ocultar información crucial que contradice su narrativa pro-rusa. Mientras el mundo se horrorizaba ante las imágenes de la barbarie, Diario.red elegía mirar hacia otro lado, convirtiéndose en cómplice por omisión de las atrocidades cometidas por Rusia.
Conclusión:
La manipulación informativa de Diario.red no se limita a tergiversar las palabras de George Beebe. Va más allá, ocultando información crucial y silenciando eventos que contradicen su agenda pro-rusa. Este tipo de prácticas no son periodismo, son propaganda pura y dura, una afrenta a la verdad y a la ética periodística.
La libertad de expresión no puede servir de escudo para la desinformación y la complicidad con crímenes de guerra. Es fundamental denunciar y combatir este tipo de prácticas que socavan los cimientos de una sociedad libre e informada.
Copia del artículo del Diario.red
Guerra de Ucrania
La próxima escalada rusa con Occidente
En Moscú hay un consenso generalizado en que a menos que el Kremlin trace pronto una línea dura, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no harán sino añadir armas más capaces al arsenal ucraniano, lo que acabará amenazando la capacidad de rusa para detectar y responder a ataques contra sus fuerzas nucleares


George Beebe 20/07/24 | 6:00
A juzgar por las páginas editoriales y las corrientes del Capitolio que conforman y reflejan la percepción que Washington tiene del mundo, se ha demostrado que los agoreros que hacían sonar las alarmas sobre el riesgo de un conflicto militar directo entre Estados Unidos y Rusia a causa de Ucrania estaban equivocados. A pesar de las numerosas advertencias rusas y del ruido de sables nuclear, Estados Unidos ha conseguido suministrar a Ucrania sistemas avanzados de artillería, tanques, aviones de combate y misiles de largo alcance sin que se produjera una contienda existencial, ni siquiera represalias rusas significativas.
Para el coro de halcones de Washington, los beneficios de proporcionar una letalidad cada vez mayor a Ucrania superan los peligros de provocar un ataque ruso directo contra Occidente. Insisten en que Estados Unidos no permita que el temor a un improbable Armagedón bloquee la tan necesaria ayuda a la defensa de Ucrania, especialmente ahora que el impulso del campo de batalla se ha inclinado hacia Rusia. De ahí la reciente decisión de la Casa Blanca de dar luz verde al uso por parte de Ucrania de armas estadounidenses para atacar en territorio ruso reconocido internacionalmente y sus supuestas deliberaciones sobre la colocación de contratistas militares estadounidenses sobre el terreno en Ucrania.
Este razonamiento plantea varios problemas. El primero es que considera que las líneas rojas de Rusia —límites que si se cruzan provocarán represalias contra Estados Unidos o la OTAN— son fijas y no móviles. De hecho, su trazado depende de un solo hombre, Vladimir Putin. Sus juicios sobre lo que Rusia debe tolerar pueden variar según su percepción de la dinámica del campo de batalla, las intenciones occidentales, el sentimiento dentro de Rusia y las posibles reacciones en el resto del mundo.
Es cierto que Putin se ha mostrado bastante reacio a atacar directamente a Occidente en respuesta a su ayuda militar a Ucrania. Pero lo que Putin puede soportar hoy puede convertirse en un casus belli mañana. El mundo sólo sabrá dónde están realmente sus líneas rojas una vez que se hayan cruzado y Estados Unidos se vea obligado a responder a las represalias rusas.
El segundo problema es que, al centrarse estrictamente en cómo podría reaccionar Moscú ante cada una de las ayudas estadounidenses a Ucrania, este enfoque subestima el impacto acumulativo en los cálculos de Putin y el Kremlin. Los expertos rusos están convencidos de que Estados Unidos ha perdido el miedo a la guerra nuclear, un temor que consideran fundamental para la estabilidad durante la mayor parte de la Guerra Fría, cuando disuadía a ambas superpotencias de emprender acciones que pudieran amenazar los intereses esenciales de la otra.
Una cuestión clave que se debate ahora en la élite de la política exterior rusa es cómo restaurar el temor de Estados Unidos a una escalada nuclear, evitando al mismo tiempo un enfrentamiento militar directo que podría descontrolarse. Algunos moscovitas de línea dura abogan por el uso de armas nucleares tácticas contra objetivos bélicos para conmocionar a Occidente y devolverle la sobriedad. Expertos más moderados han planteado la idea de una prueba de demostración de una bomba nuclear, con la esperanza de que las imágenes televisadas del característico hongo nuclear despierten a la opinión pública occidental de los peligros de una confrontación militar. Otros abogan por atacar un satélite estadounidense que proporcione información sobre objetivos a Ucrania o por derribar un avión no tripulado de reconocimiento estadounidense Global Hawk que vigile Ucrania desde el espacio aéreo sobre el Mar Negro. Cualquiera de estas medidas podría desembocar en una crisis alarmante entre Washington y Moscú.
Bajo estos debates internos rusos subyace el consenso generalizado de que, a menos que el Kremlin trace pronto una línea dura, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no harán sino añadir armas más capaces al arsenal ucraniano, lo que acabará amenazando la capacidad de Moscú para detectar y responder a ataques contra sus fuerzas nucleares. Incluso la mera percepción de una creciente implicación occidental en Ucrania podría provocar una peligrosa reacción rusa.
Sin duda, estas preocupaciones influyeron en la decisión de Putin de visitar Corea del Norte y resucitar el tratado de defensa mutua que estuvo en vigor desde 1962 hasta la desaparición de la Unión Soviética. «Suministran armas a Ucrania, diciendo: Aquí no tenemos el control, así que la forma en que Ucrania las utilice no es asunto nuestro. ¿Por qué no podemos adoptar la misma postura y decir que suministramos algo a alguien pero no tenemos control sobre lo que ocurre después? Que se lo piensen», declaró Putin a los periodistas tras el viaje.
La semana pasada, tras un ataque ucraniano contra el puerto de Sebastopol, en Crimea, en el que municiones de racimo suministradas por Estados Unidos mataron al menos a cinco bañistas rusos e hirieron a más de 100, las autoridades rusas insistieron en que un ataque de ese tipo sólo era posible con la ayuda de la orientación por satélite de Estados Unidos a Ucrania. El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al embajador de EE.UU. en Moscú para acusarle formalmente de que EE.UU. «se ha convertido en parte del conflicto», prometiendo que «definitivamente seguirán medidas de represalia». El portavoz del Kremlin anunció que «la implicación de Estados Unidos, la implicación directa, a consecuencia de la cual mueren civiles rusos, no puede quedar sin consecuencias».
¿Van los rusos de farol, o se acercan a un punto en el que temen que las consecuencias de no trazar una línea dura superen los peligros de precipitar una confrontación militar directa? Argumentar que no podemos saberlo, y que por tanto deberíamos proceder a desplegar contratistas militares norteamericanos o instructores franceses en Ucrania hasta que las acciones de los rusos se correspondan con sus belicosas palabras, es ignorar los problemas muy reales a los que nos enfrentaríamos a la hora de gestionar una crisis bilateral.
A diferencia de 1962, cuando el Presidente John F. Kennedy y su homólogo ruso Nikita Khrushchev protagonizaron el famoso «cara a cara» durante la crisis de los misiles cubanos, ni Washington ni Moscú están bien posicionados para hacer frente a una perspectiva tan alarmante como la actual. En aquella época, el embajador soviético era un invitado habitual en el Despacho Oval y podía mantener un diálogo clandestino con Bobby Kennedy más allá de la mirada de los detectives de Internet y la televisión por cable. Hoy, el embajador ruso en Washington es un paria estrechamente vigilado. La diplomacia de crisis requeriría un intenso compromiso entre un despectivo Putin y un envejecido Biden, ya sobrecargado con la contención de una crisis en Gaza y la dirección de una campaña electoral cuya dinámica desalienta cualquier búsqueda de compromiso con Rusia. Los niveles de desconfianza mutua entre Estados Unidos y Rusia se han disparado. Dadas las circunstancias, los errores y las percepciones erróneas podrían resultar fatales, incluso si —como es probable— ninguna de las partes desea una confrontación.
Los momentos cruciales de la historia a menudo sólo se conocen en retrospectiva, después de que una serie de acontecimientos produzcan un resultado definitivo. Discernir esos puntos de inflexión mientras los acontecimientos están en marcha, y todavía tenemos cierta capacidad para influir en su curso, puede resultar enloquecedoramente difícil. Es posible que hoy estemos dando tumbos hacia un momento así.
Publicado en:The Coming Russian Escalation With the West – Quincy Institute for Responsible Statecraft y en el Blog de Rafael Poch
ETIQUETAS: EEUU OTAN Rusia guerra de Ucrania Putin
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